A los 6 años recibió su primera máquina de coser como regalo de cumpleaños y su ídolo es Coco Chanel, es Cecilia Cassini la nombrada diseñadora más joven del mundo. Vende sus prendas online y hay dos tiendas en EE.UU. que también comercializan sus vestidos que van desde los $32.000 hasta los $78.000 y que tienen como público objetivo a sus pares.

Hija de una instructora de yoga y un fotógrafo, que dicen esto es realmente la pasión de Cecilia, que siendo muy pequeña ella elegía que ponerse y que un día la pillaron con un vestido de la hermana mientras lo cortaba y le pegaba cosas con cinta adhesiva dejándolo a su gusto. Sus diseños son básicos, en su mayoría vestidos con corte a la cintura, sin mangas o strapless, donde combina telas con estampados o aplicaciones como lentejuelas y le suma una flor o rosetón en el delantero.
Indudablemente llama la atención que una niña de 10 años confeccione vestidos, elija telas y se haga muy conocida, pero más allá de este caso específico pareciese que está siendo una necesidad de la industria de la moda que necesita reinventarse, tanto preadolescente y niño dando vueltas alrededor de la moda en el último tiempo debe tener una razón, al menos mi sensación es que este tipo de noticias son nada más que la “prensa rosa” de la moda que cumple con mantenerla vigente sorprendiendo todo el tiempo. Puede que esta niña en 15 años más sea una tremenda e importantísima diseñadora, pero la verdadera razón por la que esta en portadas hoy en día, o la razón por la que le sirve a la industria en si no es precisamente su talento si no lo polémico y/o sorprendente que puede llegar a ser. Esto queda aún más claro con el caso de Katie Bids, la niña de 5 años que cubrió el New York Fashion Week para Racked National donde te invitan a dejar atrás a Tavi para conocer a Katie que “puede ser pequeña, pero tiene una visión vanguardista y un muy buen ojo para el color”